domingo, 6 de septiembre de 2020

Pueblos Originarios. La Palabra de Moira Millán. En el Día Internacional de las Mujeres Indígenas.



A propósito de la efeméride que recuerda a la emblemática Bartolina Sisa, la Weychafe Mapuche escribió una extensa reflexión sobre el sistema patriarcal, opresor y negacionista de los Estados-Nación, interpelando fuertemente al “Progresismo Blanco” y anunciando su alejamiento de la conducción del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir
Mari mari kom pu lamngen, ka kom pu Che. Saludo a mis hermanas indígenas del mundo en este día conmemorativo, elegí éste día para anunciarles que desde hace una semana he renunciado a la coordinación general del movimiento de mujeres indígenas por el buen vivir. Dos motivos me llevan a alejarme por tiempo indeterminado del Movimiento, del cual he sido ideóloga y fundadora, el primero es mi salud, que se ha resentido mucho este ultimo año, mi cuerpo me suplica que pare, y aunque mi espíritu quiere continuar ya no tengo la fuerzas que se precisan para esta tarea, debo parar para sanar. El segundo motivo, es que aprovecharé esta autoreclusión para escribir mi segunda novela.
Estar en mi Lof, territorio recuperado desde hace veinte años, con las amenazas de represas, y la creciente tensión racista, no me relaja ni me pone en el mejor de los escenarios, pero aun así lo intentaré. Quiero decirles que me honra y enorgullece ser parte de un movimiento de mujeres indígenas de las 36 naciones originarias, que hemos caminado hasta aquí de manera autónoma, amorosa, respetándonos y luchando con valor y dignidad, no me cabe dudas que así continuará, creciendo y fortaleciéndose cada día.

He escrito estas reflexiones como despedida temporal de las redes, les invito a leer y a compartir. Abrazos a todes, kiñe futa pankgo!

Pd: escribo con “E” porque esa letra llegó a desnudar el machismo del idioma opresor, su patriarcado, y es el resultado de muchas luchas de las diversidades, del movimiento LGTBI que tuvo que colocar esa vocal escrita con su sangre, muchos hombres indígenas me cuestionan por el uso del lenguaje inclusivo, se indignan ante la “E” pero no se sienten afectados por la castellanización de los idioma indígenas, saltan furiosos a proteger el idioma del colonizador, les parece mal interpelarlo, que pena me da su domesticación.

Feminización Cosmogónica:

No hay herencia, hay legado.



Cuando pienso en Indoamérica , me la imagino como una mujer anciana, con sus cumbres encanecidas, irradiando el brillo de su sabiduría, desde las profundidades de sus raíces emana el brote tierno del tiempo nuevo y los fluidos vitales, que nos ofrenda generosamente para vivir.

Las mujeres indígenas somos Indoamérica, habitadas por las fuerzas elementales que constituyen nuestras cuerpas territorio, no podemos ser diseccionadas, estudiadas en miopías fragmentarias. Somos una con la Tierra, somos la urdimbre milenaria con que nuestros pueblos han tejido el telar de la vida, y de la historia. Es por ello que conscientes de que la libre

determinación de los pueblos depende de nosotras, las mujeres de los muchos mundos indígenas, preexistentes a los estados nación, hemos decidido asumir nuestro contexto histórico, y nuestras particularidades, nos negamos a quedar atrapadas en categorías homogeneízantes y reduccionistas, no entramos dentro de la simple y llana etnicidad, categoría uniformante desde la cual ciertos sectores intelectuales pretenden leer y entender las tensiones y conflictos emergentes, en nuestros territorios, en este continente mal llamado América…

Las mujeres indígenas estamos descomponiendo la historia oficial, desmembrando su cuerpo de mentiras, recuperando la memoria y la verdad, que nos quisieron arrebatar para que nunca busquemos justicia. El Colonialismo blancuzco y supremacista no se ha abolido, continúa aquí con su látigo esclavista. Se ha reinventado y reciclado gracias al racismo sistémico, jamás combatido por los estados nación de nuestra dolorosa Indoamérica.




El patriarcado, engolosinado de misoginia, se sienta gordo y panzón en el sillón viejo y cada vez más desvencijado de lo que ha llamado “poder”. El antropocentrismo capitalista, como un facón filoso despelleja la piel de nuestra mapu, la apuñala hasta extraer su último halo de vida. El progreso, icono civilizatorio, no es otra cosa que Terricidio.

En Argentina la política negacionista del estado, contra las naciones indígenas, ha habilitado todo tipo de intervencionismo, las empresas transnacionales extractivistas, son apoyadas y legitimadas para violarnos, mutilarnos y en algunas ocasiones matarnos, en manos de sicarios contratados por empresa forestales, como sucede en Misiones. Mientras que en el noroeste y en la Patagonia, las petroleras y Mineras obtienen el permiso otorgado por los gobiernos y negados por los pueblos, para contaminar, saquear y destruir; siembran terror con machos temerarios que cometen todo tipo de abusos contra nosotras.

Hoy se conmemora el día Internacional de las Mujeres Indígenas en homenaje a la vida y lucha de Bartolina Sisa, quien fue asesinada junto a su esposo, previo sufrir todo tipo de tortura. Nada ha cambiado hasta aquí: nos continúan torturando y asesinando. Los estados siguen siendo coloniales, invasores de los territorios indígenas. Las Patrias de patrones blancos, patriarcas sanguinarios, misóginos, y racistas, desprecia nuestra vida. El invasor ha sentenciado nuestra inferioridad estatutaria, es por ello la urgencia de destruir la condición de colonizadas, que nos induce a creer que efectivamente somos feas, incapaces, históricamente pobres, e inevitablemente víctimas.


Hasta aquí, siempre nuestra voz tutelada por mujeres blancas que pretenden redimirse de sus privilegios, hablando en nuestro nombre, poniéndoles categorías y palabras a nuestro dolor. Sin embargo. a lo largo de Indoamérica, las mujeres indígenas vamos despertando, luchando, vociferando, proponiendo, denunciando.

En este profundo proceso de politización de las identidades en el mundo, las mujeres indígenas nos hemos fortalecido, conscientes de que para lograr nuestra libertad debemos luchar por la libre determinación de nuestras cuerpas, de nuestros territorios y de nuestros pueblos, la lucha antipatriarcal para nosotras es una lucha anticolonial.

No será fácil hermanas ya que no sólo se trata de luchar contra el patriarcado conquistador, blanco, eurocéntrico, y racista sino también con el patriarcado indígena, inoculado en nuestros hombres por el sistema wingka, que vuelve a nuestros hermanos, inseguros, desesperados y violentos.

Hoy se nos pide desde las comunidades que callemos, que silenciemos nuestros dolores, porque sí gritamos nuestra rabia por los golpes, el maltrato, los abusos y violaciones, debilitamos la lucha de nuestras naciones originarias. Pero eso mis amadas hermanas es mentira!!

Nuestra lucha anticolonial debe transformar nuestra complicidad complementaria con la opresión, en dualidad complementaria para la liberación, y es un camino que sólo se puede transitar con la verdad. Sólo así arrancando de raíz esa colonialidad que nos habita a los pueblos indígenas, podremos restituir la armonía, recomponer el tejido comunitario, restablecer el respeto, la reciprocidad y la amorosidad que como mujeres nos merecemos.

Las religiones opresoras, diseminadas a lo largo de toda Indoamérica contribuyen al extractivismo espiritual y al debilitamiento cultural. Ellas son las principales inoculadoras del virus machista que suele ser letal para nosotras.

Finalmente: No aceptemos la falsedad del multiculturalismo capitalista, ni el reduccionismo de nuestra lucha a un mero debate distributivo. Empeñémonos en que se dimensione la envergadura de nuestra revolución; vamos por una nueva matriz civilizatoria que traerá esperanza, mientras que el resurgimiento de los neofascistas racistas en Indoamérica muestran que sólo hablan a través de las balas.

La tibieza del progresismo blanco nacionalista y popular no se atreve a arrebatarle las armas a esa oligarquía rancia, financista de la más grande industria de la mentira: los grandes medios hegemónicos de la desinformación, contratando a pseudoperiodistas que no son más que

simples y repugnantes mercenarios de la corporocracia terricida.

A pesar de ello va surgiendo una luz de esperanza, es una nueva fuerza política emergente, los plurinacionalistas, que están demostrando que la única grieta verdadera en Argentina está planteada entre los supremacistas blancos, eurocéntricos, negacionistas y los pueblos indígenas y criollos que asumimos a Indoamérica como territorio constitutivo de nuestra verdadera identidad.

Las Mujeres indígenas no cesaremos en la lucha, hasta lograr un nuevo mundo, donde no tengamos que disputarnos el poder sino donde restablezcamos la armonía, el concepto de poder es colonial, el BUEN VIVIR ES ANCESTRAL, y hacia allí nos conducimos: Caminamos para Ser y Somos porque caminamos.

  • Moira Millán, Weychafe, desde la Puelwillimapu, por justicia y Libertad, Marici weu!!















miércoles, 2 de septiembre de 2020

PRIMER ENCUENTRO INTERNACIONAL DE NARRACIÓN ORAL TESORO DE ABUELA LENGUA...

Primer día del Encuentro Internacional de Narración Oral Tesoro de Abuela Lenguas Maternas, dirigido y coordinado por Norelis Nieves Cardona. Cuento, cantos, narraciones, tradición oral, lenguas originarias, San Basilio de Palenque, Wayúu, San Andrés.

sábado, 13 de junio de 2020

Éste domingo en Argentina se celebra el día del padre, y quiero hablarles en...

  Moira Millán  Lideresa Mapuche.            Éste domingo en Argentina se celebra el día del padre, y quiero hablarles en particular a las mujeres que como yo, hemos tenido progenitores machistas, golpeadores  y violentos. No estamos obligadas a cuidar de ellos cuando su vejez avanzada los vuelve débiles, éste sistema nos educó para olvidar, nos dice que tenemos la obligación de ser las cuidadoras de nuestros torturadores., de nuestros verdugos. Así como nos convenció, durante muchas décadas, de la existencia de un príncipe azul que aparecería en nuestro rescate, si hacíamos todo por parecernos a una princesa, rubia, blanca y alta, nos convence que el destino de las mujeres es el cuidado de nuestros progenitores aunque hayan Sido los destructores de nuestras vidas. Hace apenas unos días con mucho dolor asumí una verdad que aunque la veía no quería reconocer, el hombre que me crió es mi progenitor pero no mi padre, la paternidad es un proceso amoroso, contenedor, de cuidado, de ternura y de transmisión de los valores que serán las máximas que constituirá nuestra vida. No hay amor incondicional, es una mentira! El amor es reciprocidad, se alimenta de gestos, de hechos. Cómo se puede amar a quién solo te ha manifestado odio?. Mi historia se parece a la de millones de mujeres, no trae nada nuevo. Nací en un hogar muy pobre, mi mamá estaba segura que su embarazo era de un varón, el día del parto llegó un rozagante y fuerte varón que aún hoy es muy amado por su padre, pero también vine yo, resulte la hermana melliza de ese niño, para desgracia de ese padre machista que tuvo cuatro hijas, y algunas más extramatrimonial. Los recuerdos más remotos de mi niñez son golpes, palizas, mal tratos, burlas, ese hombre durante casi toda mi niñez me llamó pocosirve y lengua de trapo. Siempre había una excusa para que su ira se desatará contra nosotres, en particular contra mí, y mi cuerpito de niña se vuelva el receptáculo de todas sus frustraciones. Así crecí, con su desprecio y odio como devolución constante hasta hoy, y lo soporté. Sin embargo hay algo sagrado, intocable, mis hijes, tañi pu puñen! Una de mis hijas con dignidad, valentía y coraje asume su condición de lesbiana, eso ha provocado que éste hombre la quiera humillar, mediante mal tratos, y ese ha Sido el límite, he dicho como "hija" Basta! Ya no más, he soportado demasiado, pero mis hijas no tienen xq tolerarlo. Así que a quienes lo conocen y por amabilidad me preguntan x él, les digo que ya no lo hagan porque él no está en Lof y espero no regrese nunca. Antes de irse me ha dicho algo que quiero también reflexionar públicamente: los hombres te desprecian, no te quieren, sos vieja y fea. Jamás me propuse ser deseada y amada por los hombres, me he propuesto luchar para hacer de éste mundo un mejor lugar, más justo, más amoroso y donde el respeto sea el cimiento sobre el que construyamos nuestro mundo, sin opresores, sin represores. No puede haber libre determinación de los pueblos, si las mujeres y disidencias sufrimos aún la pesadas cadenas de la esclavitud y la discriminación. Es verdad lo que mi progenitor dice parcialmente por supuesto, hay hombres que me odian y desprecian, desde los oligarcas de la sociedad rural, wingkas explotadores hasta algunos wenxu mapuches weychafe revolucionarios, que se llenan la boca hablando de la lucha y liberación de nuestro pueblo, pero que siguen maltratando y golpeando a sus compañeras, y despreciando a sus lamngen, contra ellos también lucho. en éstos últimos años he recibido amenazas de muerte de rubios terratenientes y de mapuches que recuperan territorios, me pregunto quién disparará primero? La bala que termine con mi vida será gatillada x un macho wingka o por uno mapuche? No tengo miedo, jamás dejaré de luchar por la libre determinación de nuestras cuerpas, de nuestros territorios y de nuestros pueblos. Abrazo los hombres que me han demostrado lo que es paternar en amor, he aprendido mucho de ellos, y veo como un padre de verdad contribuye a una mejor humanidad, a Rody, Jorgito, Rosendo, Ignacio, a mi puñeñ wentru Juan que me ha hecho abuela, y tantos otros kumeche felíz día del padre!

domingo, 31 de mayo de 2020

...India me llama la gente blanca queriéndome ofender...

    German Sebastián Bocel. Originario de chichicastenango el Quiché   Maya k'iche'                                                                Thelma Cabrera logro algo historico hoy...
                      
India me llama la gente blanca queriéndome ofender, sin saber que ésta palabra es producto de un error, es producto de la equivocación de aquellos hombres blancos, que llegaron a esta tierra bendita, es producto de la equivocación de aquellos hombres hambrientos que no sabían ni que suelo pisaban y creyeron haber llegado a la India”.
“Indígena sí, indígena sí lo soy, porque hablo una lengua vernácula y por pertenecer a una cultura autóctona, ésta sí que es una palabra muy bella y me enorgullezco de formar parte de ella porque engloba mi origen, mis raíces y toda mi cultura”.
“Porque sé que soy descendiente de Tecun Uman, de Kaibil Balam, nieta de Maria Tecun, hecho de maíz,  porque sé que soy descendiente de hombres valientes que lucharon para defender la pureza de su raza, que lucharon cual si fueran fieras…defendiendo siempre su honor y sus tierras, que prefirieron la muerte antes de verlas en manos ajenas…”
¿Y ustedes?
¿Quiénes son?
¿De dónde vienen, a dónde van?
Ustedes son el producto del mestizaje en nuestro país, ustedes son el producto de las violaciones y tratos salvajes que los extranjeros dieron a nuestras mujeres y aun así ríen, y gritan a los cuatro vientos diciendo que corre la pureza por sus venas, sin saber que han llegado a este mundo sin amor, piensan que por intentar hablar el idioma español y por tener la piel blanca ya son extranjeros…
Pero no olviden, que gracias a nosotros tienen grandes puestos en la política administrativa de nuestro país que gracias a nosotros, se da el progreso, que gracias a los indígenas, ustedes se alimentan diariamente porque nosotros somos los que labramos las tierras y extraemos de sus entrañas sus sagrados alimentos, y aún así somos los más discriminados y olvidados de esta tierra bendita.
Pero algún día se darán cuenta de las injusticias que cometen cuando tengan una visión más allá de las cejas de su frente, entonces comprenderán y se darán cuenta que los grupos étnicos son parte de la riqueza cultural de nuestro país”.

Y A TI QUE TE INDIGNA?







                    Y  A TI QUE TE INDIGNA?

por
Ana Luz Aguilar Gómez 

Wayuu Pushaina
Territorio ancestral: Wuichiwou.  


                  

En una de las tantas conversaciones que he tenido con mi papá le mostraba el vídeo que hoy todos conocen y su respuesta fue: Y quienes crean que sean los culpables? El irrespeto a la cultura nuestra ha sido por nuestro propio desconocimiento hacia ella. Y sí tiene razón, deberíamos hacernos una autoevaluación donde nuestras palabras hoy coincidan con nuestros hechos, me preocupa saber si en un futuro no muy lejano mis tíos reciban una paunaa por mi o quizás me de pena porque desconozco su concepto o lo que ella representa, a lo mejor mis hijos no hablarán wayunaiki, o quien sabe si les dirán a las Jawapia "wakala" ¡que asco! O en el peor de los casos cuando sean profesionales y se conviertan en unos "lideres" se lleven a una prima a esa, que busca una oportunidad y ellos le ofrezcan trabajar con los oficios de la casa y así retribuirle un monto no superior a $150.000, o cuando vuelvan a la ranchería y vean esa tía artesana no muestren el interés por querer aprender a tejer sino que pidan que se les venda  la mochila a $30.000 y así llevarse ellos los créditos de "artesanos" y quien sabe si ellos que serán la esperanza de nuestra comunidad termine negociando a espalda de los "laulayu" los grandes proyectos multinacionales, o mal asesorando para que estos mismos den un AVAL sin importar las futuras consecuencias, y quien sabe ofenderan a alguien y no les va a importar conciliar "alajawa", quizás las niñas ya aculturadas no van a querer pasar por el proceso del encierro, y mucho menos van a querer aprender a "achujaa" a "oujaa" y otras actividades propias de la mujer.
Todos estos actos anteriores y entre otros son motivos de preocupación, más allá de un #hashtags debe haber un sentir por recuperar desde el territorio nuestras costumbres.

Pdta: A propósito del tema del momento o la polémica suscitada que a ti como wayuu te indignó , deberías de indignarte más a seguido por los múltiples problemas de está nación y que no pase como cuando Trump despertó un nacionalismo racista para desprestigiar a los latinos

domingo, 19 de enero de 2020

ANA DELIA FERNÁNDEZ, MUJERES QUE CUIDAN LA NATURALEZA Líder wayuu, tejedora del sueño de vida y la palabra originaria






















DEL TERRITORIO A LA CIUDAD.
.MUJERES QUE CUIDAN LA NATURALEZA En el marco del Progama Global Conjunto Mujeres, Recursos Naturales y Paz Relatos de defensoras del ambiente en Colombia
En el marco del Progama Global Conjunto Mujeres, Recursos Naturales y Paz


Cada diez años las Naciones Unidas convoca a los países a renovar sus compromisos con los principios de la Declaración de Río y los objetivos de la Agenda 21. Así, en 2002, en Johannesburgo, tuvo lugar la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Si bien el balance en el logro de las metas planteadas diez años antes no era positivo, los países se comprometieron con seguir la Agenda 21, y con el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (establecidos en la Cumbre del Milenio, en 2000, para alcanzarse en 2015). La sostenibilidad ambiental y la equidad y empoderamiento de la mujer estaban en el mismo nivel de la política internacional que la erradicación del hambre y la pobreza. Veinte años después de la Cumbre de la Tierra, los gobiernos se reunieron de nuevo en Río de Janeiro. La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, o Río+20, se dio entre el 20 y 22 de junio de 2012. La reunión endosó un documento político que renueva el compromiso con el desarrollo sostenible y contiene medidas para implementarlo; el documento se denomina, “El Futuro que Queremos”, haciendo alusión a su antecesor de 1987, Nuestro Futuro Común. En esta segunda reunión en Río, tomó fuerza el concepto de crecimiento verde.

En la reunión de 2012, los Estados decidieron desarrollar un conjunto de objetivos que capitalizara sobre el proceso que se estaba viviendo con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y que le diese continuidad a la agenda después de 2015. El proceso de construcción de los que se llamarían Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se cerró en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, que tuvo lugar en Nueva York. Allí se endosa la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que provee una estrategia para la paz y la prosperidad para las personas y el planeta, y cuya columna son los 17 ODS. Esta es la Agenda que nos guía hoy. Cada vez más el marco político internacional integra las diferentes dimensiones del bienestar humano con la preservación del entorno natural. Esa integración ya era visible para las mujeres que crecieron en una relación cercana con el medio ambiente, descontaminada de las barreras que interpone el medio urbano. Esa fue la vida de Carmen, Ana Delia, Isabel, Jani, Nazaret, Clemencia, Yurani, Maryuri, María Yalanda y otras; mujeres que hoy son canales de comunicación entre las comunidades de base y las decisiones de políticas nacionales. Ellas nos recuerdan que la música comunica, que los ríos tienen espíritu, que la educación es poderosa. Los invitamos a conocer sus historias con sabor a piangua y cancharina, a conectarse con sus territorios y sus luchas, a sentir la incomodidad de sus desplazamientos – unos voluntarios, otros forzados - y a considerar la fortaleza que cada obstáculo con el que se encontraron puso en el alma de estas mujeres.

Ana Delia, mujer wayuu de la familia claníl Siijunayuu, linaje que sólo se hereda por línea materna y representa la naturaleza de la avispa, creció en la zona desértica de La Alta Guajira, donde al lado de su abuela, su madre y sus tías maternas aprendió a tejer la vida entre mochilas y chinchorros; a oír el viento que mece la enramada; a interpretar el lenguaje de los sueños, y a sentir que las mujeres hacen parte de la naturaleza entre dunas, trupillos y estrellas que las ven hacerse fuertes y esenciales. Aprendió a bailar la yonna (danza tradicional), a amasar el barro con que se hacen las tinajas para transportar y conservar el agua dulce y atesorar las semillas de fríjol, de patilla, de auyama que cada año siembran en sus amplias huertas durante la llegada de las primeras lluvias. Se fue abriendo camino protegida con los baños de esencias de plantas sagradas que le hizo su abuela y con la palabra sabia transmitida desde el saber ancestral de sus mayores durante las noches de luna clara. Mientras las lunas se sucedían y los vientos modelaban las dunas, Ana Delia aprendió a ver su tierra con la perspectiva de una emprendedora lideresa. En tanto conocía su mundo, comprendió que muchas cosas no funcionaban en su entorno como deberían funcionar. La pobreza se multiplicaba entre regiones y las riquezas producidas por la explotación mineral no se traducían en bienestar para su gente. Así mismo, las llanuras fértiles, los arroyos, los animales y las plantas desaparecían. Su gran universo comenzaba a fracturarse, a perderse, a desvanecerse. Decidió entonces cursar la carrera de Comunicación Social en la  Universidad del Zulia, en Maracaibo (Venezuela), no solo por la necesidad de formarse en las técnicas de los medios y las Tecnologías de la Información y la Comunicación, sino además porque Ana Delia ya era una comunicadora consagrada en su labor de interpretar y comunicar. Para el pueblo wayuu, la palabra es el elemento fundamental para garantizar la vida y la paz en el territorio, y la mujer representa la autoridad espiritual en los procesos de gobernanza ambiental y construcción de paz. La oralidad y la palabra son para los wayuu el medio sustancial de comunicación: es la fuente donde la historia de sus ancestros se conserva y el lugar donde se comparten los sueños de un pueblo entero. La palabra (Pütchikalü), es un principio fundamental de la ética y la moral del ser wayuu. Durante sus años universitarios empezó lo que consideraría el inicio de su esfuerzo por garantizar y preservar los derechos humanos y los no humanos de todos los seres vivientes de su entorno natural. Para Ana Delia y su pueblo, los Derechos Humanos son una concepción que se queda corta ante los preceptos culturales que se interpretan desde la visión cultural de su pueblo: ellos no solo conciben la protección de los derechos de los seres humanos, sino los derechos de todos los seres vivos, de los pájaros, las plantas, los ríos, las montañas, los cerros, serranías y la Madre Tierra. En la universidad, entonces, junto con otros compañeros de la Asociación de Estudiantes Indígenas, logró gestionar cerca de dos mil cupos para jóvenes indígenas que querían prepararse a través de la educación superior. Fue un primer logro para contrarrestar la dificultad, la discriminación y la estigmatización que sufren los miembros de pueblos indígenas para conservar su cultura y acceder a la educación. A lo largo del periodo de su formación, e incluso en sus años juveniles, siempre hubo preguntas que rondaban las ideas de Ana Delia. ¿Dónde estaban las mujeres? ¿Adónde se habían ido? ¿Por qué no hacían parte de los consejos regionales que analizaban la situación ambiental y humana de su tierra y que luego establecían planes de trabajo? ¿Dónde?. Serie de preguntas que fueron más difíciles que las que tuvo que enfrentar en la universidad. La inquietante pregunta colgaba en sus pensamientos, como si la misma Wale’kerü, la araña mítica que se transformó en doncella y le enseñó a los wayuu a tejer la vida desde sus entrañas, la hubiera hilado desde la noche más alta solo para que Ana Delia la observara. Ella sabía que tenía que hacer algo al respecto, porque la mujer wayuu es principio sustancial en los procesos de diálogo y acuerdo entre los miembros de su cultura. Su sabiduría sienta las bases fundamentales para armonizar la vida y resolver todo tipo de crisis existencial. Ante los conflictos, las mujeres son las primeras en actuar. Son ellas las que autorizan los rituales de encierro y armonización espiritual; promueven el diálogo entre sus hombres. Es decir, son las que orientan el espíritu de sus hombres para buscar y consolidar la paz. Con su mirada recia buscan convencerlos para que no se dejen cegar por la ira y la locura de la venganza. La mujer mayor es la que tiene el control espiritual, la serenidad y la firmeza para sentarse con los miembros de su linaje familiar e invitar a través de sabios consejos a recurrir a la sabiduría de un Pütchipü’üi (palabrero) y resolver un conflicto mediante un acuerdo pacífico. El oficio médico-religioso de la Ouutsü encarna el rol sagrado de las mujeres como autoridad espiritual en la cultura. La Ouutsü es quien realiza los procedimientos de los rituales sagrados y prepara los baños de protección, purificación y sanación de cuerpo y espíritu, los cuales se efectúan en todas las etapas de la vida en familia, en especial a las niñas durante su etapa adolescente y a los hombres cuando existen tensiones por situaciones de conflicto. Así mismo, los demás roles de las mujeres, e’inalü (madres tejedoras), atükalü (ceramistas pintoras) o’ülakulü (visionarias espirituales), son fundamentales para procesos de restauración de derechos a través de un proceso de diálogo, de construcción de comunidad y de preservación de la cultura. Uno de los mayores problemas que Ana Delia evidenció en el debilitamiento del papel protagónico de la mujer indígena, como ella lo define, fue el impacto de diversos grupos religiosos en el entorno wayuu, una fuerte evangelización en el territorio ancestral que ha perjudicado la cosmovisión y la espiritualidad wayuu: quebranta las tradiciones culturales que se fundamentan en el sistema de conocimiento ancestral, sobre todo, el sistema de creencia que funciona como cimiento del rol ancestral de las mujeres. No obstante, esta problemática no la detuvo. Por el contrario, la impulsó en su sueño como defensora del sistema de conocimiento de la mujer wayuu. Ana Delia estableció pues su enfoque de lucha en la importancia de la mujer al interior de su linaje y en cada proceso de desarrollo de su pueblo y en el cuidado del territorio ancestral. Así, y en compañía de otras de sus coterráneas, se fijó el difícil reto, en un principio, de confrontar los negocios mineros en el territorio. Esta experiencia buscó establecer acuerdos entre el Estado, las empresas mineras y las comunidades, para que se cumpla el derecho del consentimiento y de la consulta previa para no vulnerar los derechos de las comunidades. Esta y otras iniciativas hicieron que Ana Delia y su equipo de trabajo lograran espacios de reflexión importantes que han fortalecido la gobernanza ambiental a través de la aplicación social del Sistema Normativo Wayuu, que garantiza no solo la convivencia y el respeto entre las personas, sino también los principios de armonía y equilibrio en el territorio ancestral, entre los elementos de la naturaleza y la madre tierra. Este sistema jurídico fue declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2010. Hace diez años asumió la dirección de comunicación de la Organización Binacional de Mujeres Wayuu y de la Junta Mayor Autónoma de Palabreros y se encarga de difundir en la comunidad los procesos de fortalecimiento cultural que se tejen en los territorios, de darles la palabra a las mujeres y de visibilizar sus derechos. “Con nuestro trabajo –dice con orgullo Ana Delia– hemos tejido procesos de construcción de paz territorial, de fortalecimiento de los conocimientos tradicionales y de gobernanza ambiental al interior de nuestras comunidades”. La sabiduría de la mujer garantiza la permanencia física y espiritual del pueblo wayuu en su territorio, pues a través del rol espiritual de la mujer se preserva la capacidad de reconocer el principio de hermandad entre todos los seres vivos que habitan el planeta Tierra. Ana Delia y varias mujeres wayuu desarrollan una propuesta para obtener la protección y la Propiedad Intelectual Colectiva del Arte del Tejido y salvaguardar los diseños, símbolos y técnicas, pues “ser mujer wayuu es saber tejer el pensamiento y el sueño de hermandad y permanencia”. Del mismo modo, preparan una propuesta de Ley de Propiedad Intelectual Colectiva Indígena en Colombia y Venezuela, para luego llevar a cabo su postulación ante la Unesco.


Mujeres que cuidan la naturaleza. Relatos de defensoras del ambiente en Colombia

Autores/editores: ONU Mujeres, ONU Medio Ambiente y Fundación Natura.
mujeres cuidan naturalezaEn 1992 se realizó en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, también conocida como la Cumbre de la Tierra o Cumbre de Río, y que derivó en la adopción de la Agenda 21, un plan de acción para construir un modelo de desarrollo más respetuoso con el medio ambiente.La Agenda 21 destaca que “las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación para lograr el desarrollo sostenible”.Con el fin de reconocer y agradecer a las mujeres que desde el campo y desde la ciudad han dedicado su vida a hacer de Colombia un país más sostenible y a trabajar por la defensa del medio ambiente y los recursos naturales, ONU Mujeres y Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en alianza con la Fundación Natura, presentan este libro con el cual se destaca la trayectoria de un grupo de 29 mujeres colombianas, defensoras del medio ambiente.
Con esta publicación buscamos hacer visible el trabajo y la perseverancia de las mujeres pioneras en materia ambiental en Colombia, desde múltiples espacios como las comunidades, la academia, las instituciones públicas y de esta forma resaltar la importancia del liderazgo de las mujeres para hacer frente al cambio climático y construir un planeta sostenible.

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Información bibliográfica

Año de publicación: 2019
Número de páginas: 109
ISBN/ISSN: 978-958-8753-60-7