lunes, 19 de septiembre de 2011

Mujeres indígenas aprenden a defender sus derechos:

Mujeres indígenas aprenden a defender sus derechos:


La mayoría de las féminas expresan confusión y sorpresa al comprender que la situación de violencia que han vivido durante años no es normal y debe ser denunciado

Escrito por Fernanda Delgado/
..Las mujeres indígenas de la zona norte del estado han respondido positivamente a los talleres y conferencias que el DIF Estatal ha llevado a sus localidades denunciando el maltrato que padecen en sus hogares, señaló la procuradora de la defensa del menor, la familia y el indígena del organismo asistencial Adelina Trujillo Landa.

Entrevistada, mencionó que las mayoría de las féminas expresan confusión y sorpresa al comprender que la situación de violencia que han vivido durante años no es normal y debe ser denunciada, "reciben un gran choque al saber que la violencia no es normal, no debe existir, y a nosotros nos ha sorprendido esto, para ellas llega a ser una forma de vida".

La funcionaria estatal explicó que los talleres impartidos en las zonas serranas se realizan de manera integral pues se hacen con traducción simultánea para lograr una mayor captación.

“Llevamos el traductor, conferencistas, Ministerio Público para que puedan hacer denuncias respectivas, tenemos representación de los Institutos Veracruzanos de la Mujer a nivel municipal y es verdaderamente sorprendente como las mujeres cuando les hablamos de una ley, de una situación que de ninguna forma puede ser natural como la violencia y lo que ellas dicen, simplemente, no sabía que eso podía ser cierto, cómo puede ser posible si mi abuelita, si mi mamá, si yo, si mis hijas, todas lo tomamos como algo perfectamente normal, como es que no es parte de la vida, lloran”, detalló.

La procuradora dijo que antes de convocar a esos talleres se llevó a cabo un trabajo previo con las autoridades y población que ha permitido que el impacto sea mayor.

“Antes de ir platicamos con ellas, con ellos y hay seguimiento, firmamos convenios con los municipios a donde estamos impartiendo esas conferencias porque el trabajo no se puede terminar en una sesión el trabajo tiene que ser permanente, tiene que ser de aprendizaje, de conocimiento, bueno ya supe que eso no es normal, entonces qué tengo que hacer aquí está el Ministerio Público denúncialo, dilo”.

En ese tenor celebró que a partir de ese trabajo de concientización para la población en situación vulnerable, las mujeres han realizado denuncias penales en contra de sus parejas y el DIF estatal lleva el seguimiento de cada una de esas violaciones.

“Ministerio Público lleva el seguimiento de esos asuntos de denuncia que tienen que ver con maltrato a mujeres con violencia hacia menores, con omisiones de cuidado con todo lo que son los derechos fundamentales de los seres humanos en este caso para las mujeres y las niñas y niños”.

Finalmente apuntó que es en las zonas más alejadas donde se registra el mayor número de violaciones a los derechos humanos y es en donde han puesto una especial atención.

“En Ixcatepec, en Chontla, en Chalma son de las zonas más indígenas pero son también donde se tiene mucha más respuesta, la gente que necesita más es la gente que más responde, que más atenta está y con la que nosotros más estamos vinculados”, subrayó.


  el golfo ,info



110.000 mujeres indígenas que oficialmente no existen

110.000 mujeres indígenas que oficialmente no existen

16-Sep 02:03 pm
BBC Mundo

Las autoridades mexicanas reconocen que miles de indígenas no han sido inscritas en el Registro Civil
Indígenas
Mauligmer Baloa
Todos los días se levantan muy temprano, corren por agua y preparan el desayuno, cuando tienen comida. Son el pilar de sus familias pero oficialmente no existen.
Se trata de al menos 110.000 mujeres indígenas de Oaxaca, en el sureste de México, que nunca fueron inscritas ante el Registro Civil.

La mayoría son ancianas, pero también abundan mujeres jóvenes y adolescentes que por tradición cultural no son tomadas en cuenta por sus comunidades, reconocen autoridades y organizaciones civiles.

La falta de identidad les mantiene en una situación de vulnerabilidad y desventaja, le dice a BBC Mundo Haydeé Reyes Soto, directora del Registro Civil de Oaxaca.

No contar con el registro es algo muy grave. Para empezar eres jurídicamente invisible', explica.
En Oaxaca, como en otros estados con pueblos indígenas, la falta de registro de la población es elevada.

Esta situación se presenta incluso en las comunidades de mexicanos residentes en Estados Unidos, donde muchas familias no registran a sus hijos nacidos en México.
Discriminación

En muchas comunidades indígenas las familias suelen registrar a los hombres y no a las mujeres, a quienes no se les considera sujetos de derechos.

Es parte de las tradiciones culturales dice la funcionaria, y aunque estas costumbres cada vez son menos frecuentes todavía prevalecen en muchas regiones de Oaxaca.

Por eso en los archivos del Registro Civil hay más hombres indígenas inscritos que mujeres: los primeros, por tradición han tenido preferencia pues son quienes ayudan al sostenimiento de las familias.

En muchas familias los varones, de hecho, suelen recibir más comida, ropa y educación que sus hermanas.

'Siempre ha habido marginación en cuanto al género', explica Reyes Soto. 'En lugares pobres donde todavía venden a las niñas, para qué educarla, mejor al niño le sacan el acta de nacimiento para educarlo. Ha sido una cuestión discriminatoria'.


Consecuencias
El sub registro de la población es uno de los principales indicadores de pobreza, según estándares internacionales.
Quienes no cuentan con una identidad jurídica no pueden inscribirse en las escuelas, y en el caso de México tampoco tienen acceso a los programas públicos de salud, vivienda y alimentación.

Además, las posibilidades de conseguir un empleo también se reducen. Pero la situación es peor para las mujeres indígenas, reconocen organizaciones civiles.

De acuerdo con el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), en Oaxaca viven más de 600.000 mujeres indígenas. La mayoría habita en regiones consideradas como pobres.


El estado registra, después de Chiapas, el mayor problema de mortalidad materna.

La más reciente medición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), estableció que el 80 % de las mujeres indígenas sufren marginación y rezago educativo.

Con frecuencia, entre esa población la causa de muerte la principal causa de muerte es la falta de acceso a atención médica oportuna, agua potable y alimentos.

domingo, 11 de septiembre de 2011

GLORIA EPIEYU JUSAYU: El Regreso, el primer largometraje zuliano de este...

GLORIA EPIEYU JUSAYU: El Regreso, el primer largometraje zuliano de este...: Largometraje Un espejo entre guajiros y alijunas El Regreso, el primer largometraje zuliano de este milenio, plantea la necesidad de recon...

El Regreso, el primer largometraje zuliano de este milenio, plantea la necesidad de reconocerse en el otro para derribar los muros culturales y comprender que, al final, todos somos iguales

Largometraje

Un espejo entre guajiros y alijunas

El Regreso, el primer largometraje zuliano de este milenio, plantea la necesidad de reconocerse en el otro para derribar los muros culturales y comprender que, al final, todos somos iguales

por REYNA CARREÑO
imagen: NORGE BOSCÁN
DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE DE 2011



El Regreso, la opera prima de la cineasta Patricia OrtegaHaz clic para ampliarSigue leyendo

Tras cámara

La vida real

Podría ser un caserío cualquiera, como otros tantos que subsisten a lo largo y ancho de toda la Guajira. Un puñado de chozas de madera plantadas sobre los arenales en medio de la nada. Un chinchorro aquí, una troja allá, una parrilla de ventilador que pende del techo y sirve para guardar pocillos de peltre. El fogón siempre encendido, la bicicleta recostada en un rincón junto al taburete y en la esquina opuesta los sacos de maíz y arroz.

Afuera los animales retozan a sus anchas: gallinas, burros, chivos y perros que conviven en una plácida existencia doméstica. El viento golpea con fuerza y el mar se balancea con su húmedo canto, para aderezar la cotidianidad de hombres, mujeres y niños; gente morena, de ojos rasgados y pelo lacio.

Es un pueblo wayuu, un pueblo de artesanas y pescadores. Es la réplica de Bahía Portete que se levantó en Quisiro para iniciar el rodaje del primer largometraje zuliano de este milenio: El Regreso, la opera prima de la cineasta Patricia Ortega.

La película gira en torno a la masacre de Bahía Portete (abril 2004), un pueblo de la alta Guajira donde 40 paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia arremetieron contra los lugareños, aniquilando a mujeres y niños, y logrando desplazar a más de 600 personas.

El rodaje se inició el primero de agosto, luego de seis meses de casting y ocho semanas de intenso trabajo para recrear el poblado, confeccionar vestuario, definir maquillaje y afinar todos los detalles previos. Mañana cumplirán la séptima semana de grabación y esperan concluir a finales de este mes, para pasar al proceso de edición. En enero se hará un primer corte y probablemente en agosto de 2012 se realice el estreno.

En principio, Bahía Portete sería ambientada en la propia Guajira, pero por algunos inconvenientes de seguridad, Ortega decidió plantar su caserío en Quisiro y mudarse allá con su equipo de más de 50 personas para rodar el principio y el final de su película. El resto de la historia se desarrollará en el centro de Maracaibo: mercado Las Pulgas, Callejón de Los Pobres y sus adyacencias.

El Regreso será una película bilingüe. La primera parte será hablada completamente en lengua aborigen y, a la llegada a Maracaibo, se combinará con el idioma castellano y el dialecto marabino.

El meollo del asunto

El reloj marca la 1:15 de la tarde y el calor de Quisiro amenaza la tenacidad de Patricia Ortega. Labios y mejillas hacen juego con el cabello rojizo y dan fe de que la temperatura no está para juegos. "Comencé a interesarme por el relato de Portete en 2008, cuando estaba en el rodaje del documental Kataa ou-outa (Vivir-Morir). Luego investigué más en internet y conversé con algunos de los sobrevivientes. Al principio me interesé más por la masacre, pero después me di cuenta de que podía trabajar la historia para recrear los choques culturales entre wayuu y alijunas (hombre blanco), para hablar sobre la xenofobia y esa creencia de que somos diferentes".

Ortega asegura que su película aborda la necesidad de reconocerse en alguien que se supone distinto. "Es una película sobre la amistad de dos niñas, una guajira (Shuliwala) y otra alijuna (Barbarita). Una relación que sirve para reflexionar sobre la niñez y resaltar mi convicción de que no somos diferentes -como se ha creído- y que hay muros culturales que no deben existir".

En el guión, escrito también por Ortega, Shuliwala logra escapar de la masacre, se interna en un desierto, pasa por Maicao, por Los Filuos y llega a Maracaibo. Al no tener a quién acudir, vive en las calles y sólo habla su lengua nativa: wayunaiki. Por circunstancias de la vida conoce a Barbarita y en ese primer encuentro se activan los prejuicios culturales, pero a medida que se hacen amigas los desencuentros van desapareciendo.

Gente y más gente

Sentadas en rueda, como es su tradición, cuatro mujeres wayuu tejen y conversan en su lengua nativa, gutural y melodiosa, que más que hablar parecieran imitar los sonidos de la naturaleza. Entre frases ríen, levantan la mirada al mar y continúan urdiendo los hilos. No están actuando, simplemente pasan el tiempo entre escenas. Destaca entre ellas Dorila Echeto Ypuana, por su estampa de mujer importante dentro de la etnia. El cabello blanco encanecido sobresale de la pañoleta con la que se cubre la cabeza y su rostro refleja no sólo el paso del tiempo sino una vida entre sol y salitre. Dorila encarna a la abuela de Shuliwala, una de las matronas que resulta víctima de los paracos. A su lado está Gloria Jusayú, quien no sólo representa a la madre de la protagonista wayuu sino que tiene la tarea de ser asistente de dirección y asesora general de El Regreso.

Al frente está sentado Laureano Olivarez. El experimentado actor intenta aclimatarse a tan inhóspita locación y a la vez busca azaroso la manera de enviar un mensaje de texto hacia algún teléfono en Caracas. Ceño fruncido y pose de concentración, a ratos eleva el aparato unos centímetros sobre su cabeza para forzar la salida del mensaje.

A pesar de que no tiene el papel protagónico, Olivarez lleva en hombros la responsabilidad de ser el antagonista de la trama. Su personaje se llama Juan, el comandante de los paramilitares que ejecutan la masacre. "El tipo tiene su pasado, fue maltratado de niño y sometido a muchos abusos", comenta para darle una justificación, pero Dorila le corta la frase con premura: "Él es malo, muy malo", asegura y todos celebran con risas la salida.

Viéndolo bien, la estampa de Laureano es para asustarse. Cabello al rape, rostro sin afeitar, un águila tatuada en el hombro izquierdo, ropa sucia, raída y un cuchillo en la mano. Cuando sonríe vuelve a ser el actor varonil y atractivo, pero cuando entra en el personaje dan ganas de correr.

La nota angelical la pone Daniela González, una de las dos protagonistas de El Regreso. Su personaje, Shuliwala, es quien vive y sobrevive a la masacre y sufre todas las vicisitudes de un desplazado. Pero Daniela es dulce y su espíritu puro va en medio del corro repartiendo abrazos por doquier, cuando concluye la ronda, se sienta satisfecha y despliega una amplia sonrisa.

"A mí no me da pena ni actuar ni nada", asegura mientras frunce la boca, ladea la cabeza hacia la derecha y abre los ojos a todo lo que dan. En verdad esta es la primera vez para la niña, quien jamás pensó actuar al lado del galán de las telenovelas. Cuando cae en cuenta sonríe con picardía.

Un poco menos sofocada, Patricia irrumpe con su don de líder. "Vamos pues, todos a trabajar", y comienzan a moverse hasta el lugar donde se filmará la próxima escena. La directora se afana y aprieta el paso que se hunde en las arenas calientes. Se detiene un momento, piensa y lanza la frase como si la acabara de crear: "Mi película tiene todo lo que no quiere ver ni escuchar la gente". Sonríe, convencida de que la irreverencia es otro de los ingredientes de El Regreso.

reynac@laverdad.com



Relacionado con: guajira, wayuu

jueves, 1 de septiembre de 2011

EE.UU REALIZÒ ESPELUZNANTES EXPERIMENTOS MÈDICOS CON INDÌGENAS DE GUATEMALA

Servindi, 31 de agosto, 2011.- De “escalofriantemente atroz” fue calificado el caso de los experimentos médicos que tuvieron lugar en Guatemala entre los años 1946 a 1948 por parte del Servicio de Salud Publica de Estados Unidos y la Oficina Sanitaria Panamericana.

Una comisión presidencial estadounidense reveló los espeluznantes detalles de los experimentos sobre indígenas, reos, enfermos mentales y prostitutas que dejaron al menos 83 fallecidos.

La denuncia de los hechos empezó el año pasado cuando una historiadora médica del Colegio Wellsley descubrió expedientes entre documentos del médico John Cutler, encargado de los experimentos.

Los estudios, financiados por los estadounidenses Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), implicaban la deliberada inoculación de enfermedades de transmisión sexual para probar la penicilina como una posible cura.

“Los investigadores colocaron en primer lugar sus propios avances médicos y en un distante segundo lugar al decoro humano”, señaló Anita Allen, de la Comisión presidencial para el Estudio de Asuntos de Bioética.

Cerca de 5.500 personas participaron de los experimentos sin haber dado su consentimiento para ello. 1.300 personas fueron expuestas o inoculadas con enfermedades venéreas, señaló Stephen Hauser, miembro de la comisión investigadora.

Hauser fue quien dio la cifra de muertos (83) al presentar el informe preliminar. A su vez, declaró que la comisión aún no determina “a qué nivel estas muertes estuvieron directa o indirectamente relacionadas con los experimentos”, sin embargo, se detectaron casos de infecciones después de las inoculaciones.

De las 1.300 personas inoculadas o expuestas a enfermedades venéreas, sólo 700 recibieron algún tipo de tratamiento, indicó Hauser.

La comisión presidencial en temas de bioética ha estudiado cerca de nueve meses el caso, con 125.000 documentos como pruebas, y entregará su informe final en septiembre de 2011.

En octubre pasado, el presidente guatemalteco, Álvaro Colom, calificó los hechos de “crímenes de lesa humanidad”. Un mes después, el presidente estadounidense Barack Obama, encargó la investigación de los hechos.

Amy Gutmann, la jefa de la comisión, calificó los hechos de un “episodio inmoral de injusticia histórica”, y a su vez manifestó que la investigación busca “honrar a las víctimas y asegurarnos de que esto no suceda nuevamente”.

“No fue un accidente que esto sucediera en Guatemala”

Un aspecto escalofriante de los sucesos es que los mismos investigadores estadounidenses realizaron, por la misma época, experimentos similares con presos de la cárcel de Terre Haute (Indiana, EE.UU), a quienes sí informaron y a quienes solicitaron su consentimiento.

En Guatemala, en cambio, “ignoraron” y “violaron” este derecho en la población más vulnerable. “No fue un accidente que esto sucediera en Guatemala”, ya que algunos de los investigadores “dijeron que no hubieran podido hacer esto en su propio país”, afirmó Gutmann.

Asimismo, en el país centroamericano, los científicos “no sólo no solicitaron el consentimiento informado (de las víctimas) sino que activamente los engañaron y no dieron tratamiento con penicilina a los que estaban infectados con sífilis y gonorrea”, señalo la investigadora.
Como a conejillos de indias

La investigación ha revelado que los experimentos fueron más escalofriantes de lo que inicialmente se supuso. Ahora se conoce, por ejemplo, el caso de las siete mujeres con epilepsia que fueron infectadas con sífilis debajo de la nuca.

Este inusual tratamiento hizo que las mujeres enfermaran de meningitis bacteriana, probablemente por el uso del material sin esterilizar, aunque luego fueron tratadas.

Otro caso se refiere a una paciente femenina enferma terminal de sífilis. Los investigadores le inocularon gonorrea en los ojos y en otras partes del cuerpo para conocer el impacto de otra infección. La mujer falleció seis meses después.

Ante ello, Gutmann señaló que los investigadores “actuaron sistemáticamente en contravención del mínimo respeto por los derechos humanos y la ética de la investigación”.

Asimismo, que “hay evidencia sustancial que reflejan esfuerzos de los investigadores por limitar el conocimiento de las actividades con los guatemaltecos tanto como fuera posible”.

Gobierno guatemalteco localiza a cinco sobrevivientes

Mientras tanto, el gobierno guatemalteco localizó a cinco de los sobrevivientes a los experimentos médicos. Ellos viven en el occidente del país y “serán trasladados a la capital para realizar estudios médicos” y determinar su estado de salud, informó el vicepresidente guatemalteco Rafael Espada.

Las cinco personas, junto a sus familias, serán sometidas a estudios, “porque queremos saber si hubo consecuencias” a raíz de los experimentos, indicó Espada.

Los cinco hombres tienen en la actualidad entre 84 y 85 años, y serán trasladados a la capital para ser examinados en el Hospital Roosvelt.