PuntoEdu, 4
de mayo, 2014.- Gamaniel Monteluisa, Hilario Díaz, Verena Valera, Reyder
Sebastián, Gilder Ruiz, Benigno Vicente y María Teresa Revilla son docentes de
la región Ucayali. Procedentes de las comunidades asháninka y shipibo-konibo,
visitaron la PUCP a inicios de abril para participar de un taller organizado
por el Grupo de Investigación en Cognición, Aprendizaje y Desarrollo (G-CAD)
del Departamento de Psicología de la PUCP. Su visita nos lleva a reflexionar
sobre los desafíos que enfrenta la educación intercultural bilingüe en nuestro
país.
De acuerdo
al contexto en el que nos encontremos, la diversidad cultural del Perú puede
ser considerada un rasgo típico que nos enorgullece o una traba que dificulta
nuestro desarrollo. La valoramos cuando aparece en forma de una canción de
cumbia o de un plato de arroz chaufa, pero la usamos como argumento para
justificar nuestros temores frente al otro, al desconocido que discriminamos
por ser distinto a nosotros.
Una y mil voces
Esta
diversidad se visualiza mejor si hablamos de pluralidad lingüística. Alguna vez
tuvimos 84 lenguas nativas, pero ya se han extinguido 37. Hoy quedan 47 lenguas
originarias, 4 andinas y 43 amazónicas. En vez de conocer y preservar esta
variedad, muchas iniciativas estatales han buscado uniformizar el país. A lo
largo de la historia, el sistema educativo peruano ha promovido políticas
orientadas a la homogenización y la castellanización de todos los estudiantes
del país.
- La profesora hacía una pregunta
y yo sabía la respuesta en mi idioma pero me faltaban las palabras para
decírsela en castellano. Por no responder rápido, siempre me castigaban
pero fui aprendiendo poco a poco (Hilario Díaz, docente bora).
- En las exposiciones tenía miedo
de hablar. “Mis compañeros se van a reír de mí”, pensaba. Nos insultaban,
nos trataban como si no fuésemos personas. Y la discriminación también
venía de los profesores, que no sabían nuestra realidad ni de dónde
veníamos (Verena Valera, profesora shipibo-konibo).
- Mi educación escolar fue
chocante. Mi profesor era hispanohablante, el castellano era nuestra
segunda lengua y no teníamos la fluidez para hablarla o para entenderla.
Sufríamos muchas burlas y humillaciones, pero eso no me desanimó. Al
contrario, me dio ganas de estudiar y ser competitivo (Reyder Sebastián,
maestro asháninka).
Frente a
esta realidad, la Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y
Rural (DIGEIBIR) del Ministerio de Educación (Minedu) ha elaborado
una propuesta pedagógica que recoge aportes y experiencias de educación
intercultural bilingüe (EIB) desarrolladas por la sociedad civil y la
cooperación internacional en zonas andinas y amazónicas, y que busca ser un
instrumento de orientación.
Valorar la cultura
El Minedu
define a la escuela intercultural bilingüe como aquella que brinda un servicio
educativo de calidad a niños, niñas y adolescentes que pertenecen a un pueblo
indígena y que hablan una lengua originaria como primera o segunda lengua.
Se
caracteriza por ser una institución educativa con un currículo y propuesta
pedagógica intercultural y bilingüe, con materiales educativos pertinentes en
castellano y en la lengua originaria, con docentes formados en EIB y con manejo
de ambos idiomas. Además, es un espacio que promueve la participación de
docentes, estudiantes, padres de familia y líderes comunales en los procesos
educativos.
El Minedu
viene implementando un programa de especialización docente en EIB en los
niveles de educación inicial y primaria, aunque la demanda aún no ha sido del
todo cubierta: “Tenemos alrededor de 20 000 escuelas interculturales bilingües.
En 17 000, se tiene a la lengua originaria como lengua materna y en 3000, los
niños están siendo socializados en castellano y la lengua nativa ha sido
desplazada como segunda lengua” apunta Elena Burga, directora de DIGEIBIR.
- La EIB es parte de la solución
del desarrollo de un pueblo. Mi meta es que todos los docentes bilingües
se empoderen para sacar adelante al país a través de nuestra cultura y
nuestro conocimiento (Gilder Ruiz, maestro shipibo-konibo).
Brechas y problemas
Dentro de la
Evaluación Censal de Estudiantes (ECE 2013) del
Minedu se consideró a alumnos de cuarto grado de primaria de escuelas EIB que
aprenden a leer y escribir en su lengua materna originaria y en castellano como
segunda lengua. Las conclusiones señalan que más de la mitad de los estudiantes
evaluados (61%) se ubica en el grupo más bajo de logro en la prueba de
comprensión lectora. Vale decir, no consiguió los aprendizajes esperados para
el grado y tuvo dificultades para responder las preguntas más fáciles de la
prueba.
“Hay una
brecha importante entre una política educativa y la realidad que enfrenta el
profesor de aula. Se asume que la interculturalidad es igual en todas partes o
que el problema es solo la lengua cuando hay otras condiciones como el
aislamiento, la falta de empoderamiento y de capacidad de toma de decisiones
que van a afectar la puesta en práctica”, comenta María Isabel La Rosa, docente
del Departamento de Psicología e integrante del
equipo de trabajo del Grupo de Investigación en Cognición, Aprendizaje y
Desarrollo (G-CAD).
Mención
aparte merece el problema de la infraestructura escolar. De acuerdo a un censo
elaborado por el mismo ministerio, se necesitarían S/.1900 millones de soles
para poner todas las escuelas del país en óptimas condiciones. Así se tuviera
todo el dinero mañana, cubrir la demanda real tardaría entre 20 y 30 años.
- Cuando caía la lluvia, se
mojaban nuestros cuadernos. Nos sentábamos en unos troncos, nuestras mesas
eran simples carrizos de caña brava (Benigno Vicente, profesor asháninka).
Mejor acompañados que solos
Dentro de
este contexto, el acompañamiento pedagógico surge como una estrategia que
consiste en dar asesoría planificada, continua, pertinente, contextualizada y
respetuosa a los docentes participantes, con el propósito de fortalecer su
desarrollo personal y mejorar su práctica pedagógica.
Para ello,
el acompañante pedagógico interviene de dos formas: Visita en el aula a los
docentes, que se realizan de manera individualizada y continua a lo largo de
una jornada escolar completa, una vez al mes (diez visitas al año); y
microtalleres, reuniones programadas y concertadas entre el acompañante
pedagógico y el grupo de docentes acompañados a su cargo (ocho microtalleres al
año).
El perfil
ideal del acompañante es el de un docente que haya realizado un trabajo exitoso
en su escuela, con un manejo adecuado de las metodologías de la EIB y que de
preferencia hable la lengua originaria del docente que va a acompañar (el 40%
de acompañantes no lo hace). A la fecha, se cuentan con 1200 acompañantes
pedagógicos que intervienen en 4000 escuelas bilingües.
- Para mí, ser acompañante
representa un reto porque estoy a cargo de un grupo de docentes y tengo
que prepararme más, buscar información, crear nuevas estrategias para
ayudarlos y finalmente beneficiar a los estudiantes de esos lugares
(Gamaniel, profesor shipibo-konibo).
Cognición, aprendizaje y desarrollo
Del 31 de
marzo al 4 de abril, el G-CAD organizó un taller de acompañamiento pedagógico y
desarrollo, dirigido a siete docentes de la región Ucayali. La delegación
estuvo conformada por: Verena Valera, Gamaniel Monteluisa y Gilder Ruiz
(acompañantes pedagógicos shipibos-konibos), Reyder Sebastián y Benigno Vicente
(acompañantes pedagógicos asháninkas), Hilario Díaz (docente de primaria) y
María Teresa Revilla (consultora de gestión pedagógica de la Dirección Regional
de Educación de Ucayali).
“Estos
profesores son unos tromes, por eso los hemos escogido. Están altamente
motivados. Son muy capaces, tienen mucho sentido crítico y se encuentran
comprometidos y orgullosos”, comenta Susana Frisancho, coordinadora del G-CAD.
El G-CAD
busca generar conocimiento sobre los procesos cognitivos, de aprendizaje y de
desarrollo que tienen lugar en diversos contextos culturales y en distintos
espacios, niveles y modalidades educativas. El año pasado realizaron un primer
proyecto de investigación que evaluó las competencias cognitivas y morales en
adolescentes de las comunidades shipibo-konibo (Ucayali) y quechua (Ayacucho).
Durante el 2014-2015 se concentrarán solamente en Ucayali, ampliarán el grupo
de participantes a niños desde los tres años de edad y llegarán a la comunidad
asháninka.
La profesora
Frisancho asegura que, luego de esta semana de talleres, han emergido una serie
de proyectos que les gustaría materializar: elaborar evaluaciones más
pertinentes a su cultura y su lógica, identificar dilemas morales propios de su
experiencia cotidiana y publicar libros sobre los juegos tradicionales
asháninkas y shipibo-konibos, que puedan ser empleados como herramientas
pedagógicas.
Hans Frech,
asistente del G-CAD, resume el sentir de la jornada: “Cuando empezó la semana
no tenía idea de lo que iba a encontrar y me he quedado sorprendido porque no
esperaba encontrar gente tan capaz. Si no nos esforzamos por conocerlos no
vamos a tener una idea clara de qué es lo que necesitan. Estoy seguro que con
más ayuda y herramientas, los acompañantes pueden hacer muchísimos cambios en
sus comunidades”.
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Credito de fotos: Félix Ingaruca
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Fuente: Punto.edu: http://puntoedu.pucp.edu.pe/galerias/una-mirada-a-la-educacion-intercultural-bilingue/