He escrito estas reflexiones como despedida temporal de las redes, les invito a leer y a compartir. Abrazos a todes, kiñe futa pankgo!
Pd: escribo con “E” porque esa letra llegó a desnudar el machismo del idioma opresor, su patriarcado, y es el resultado de muchas luchas de las diversidades, del movimiento LGTBI que tuvo que colocar esa vocal escrita con su sangre, muchos hombres indígenas me cuestionan por el uso del lenguaje inclusivo, se indignan ante la “E” pero no se sienten afectados por la castellanización de los idioma indígenas, saltan furiosos a proteger el idioma del colonizador, les parece mal interpelarlo, que pena me da su domesticación.
Feminización Cosmogónica:
Cuando pienso en Indoamérica , me la imagino como una mujer anciana, con sus cumbres encanecidas, irradiando el brillo de su sabiduría, desde las profundidades de sus raíces emana el brote tierno del tiempo nuevo y los fluidos vitales, que nos ofrenda generosamente para vivir.
Las mujeres indígenas somos Indoamérica, habitadas por las fuerzas elementales que constituyen nuestras cuerpas territorio, no podemos ser diseccionadas, estudiadas en miopías fragmentarias. Somos una con la Tierra, somos la urdimbre milenaria con que nuestros pueblos han tejido el telar de la vida, y de la historia. Es por ello que conscientes de que la libre
determinación de los pueblos depende de nosotras, las mujeres de los muchos mundos indígenas, preexistentes a los estados nación, hemos decidido asumir nuestro contexto histórico, y nuestras particularidades, nos negamos a quedar atrapadas en categorías homogeneízantes y reduccionistas, no entramos dentro de la simple y llana etnicidad, categoría uniformante desde la cual ciertos sectores intelectuales pretenden leer y entender las tensiones y conflictos emergentes, en nuestros territorios, en este continente mal llamado América…
Las mujeres indígenas estamos descomponiendo la historia oficial, desmembrando su cuerpo de mentiras, recuperando la memoria y la verdad, que nos quisieron arrebatar para que nunca busquemos justicia. El Colonialismo blancuzco y supremacista no se ha abolido, continúa aquí con su látigo esclavista. Se ha reinventado y reciclado gracias al racismo sistémico, jamás combatido por los estados nación de nuestra dolorosa Indoamérica.
El patriarcado, engolosinado de misoginia, se sienta gordo y panzón en el sillón viejo y cada vez más desvencijado de lo que ha llamado “poder”. El antropocentrismo capitalista, como un facón filoso despelleja la piel de nuestra mapu, la apuñala hasta extraer su último halo de vida. El progreso, icono civilizatorio, no es otra cosa que Terricidio.
En Argentina la política negacionista del estado, contra las naciones indígenas, ha habilitado todo tipo de intervencionismo, las empresas transnacionales extractivistas, son apoyadas y legitimadas para violarnos, mutilarnos y en algunas ocasiones matarnos, en manos de sicarios contratados por empresa forestales, como sucede en Misiones. Mientras que en el noroeste y en la Patagonia, las petroleras y Mineras obtienen el permiso otorgado por los gobiernos y negados por los pueblos, para contaminar, saquear y destruir; siembran terror con machos temerarios que cometen todo tipo de abusos contra nosotras.
Hoy se conmemora el día Internacional de las Mujeres Indígenas en homenaje a la vida y lucha de Bartolina Sisa, quien fue asesinada junto a su esposo, previo sufrir todo tipo de tortura. Nada ha cambiado hasta aquí: nos continúan torturando y asesinando. Los estados siguen siendo coloniales, invasores de los territorios indígenas. Las Patrias de patrones blancos, patriarcas sanguinarios, misóginos, y racistas, desprecia nuestra vida. El invasor ha sentenciado nuestra inferioridad estatutaria, es por ello la urgencia de destruir la condición de colonizadas, que nos induce a creer que efectivamente somos feas, incapaces, históricamente pobres, e inevitablemente víctimas.
Hasta aquí, siempre nuestra voz tutelada por mujeres blancas que pretenden redimirse de sus privilegios, hablando en nuestro nombre, poniéndoles categorías y palabras a nuestro dolor. Sin embargo. a lo largo de Indoamérica, las mujeres indígenas vamos despertando, luchando, vociferando, proponiendo, denunciando.
En este profundo proceso de politización de las identidades en el mundo, las mujeres indígenas nos hemos fortalecido, conscientes de que para lograr nuestra libertad debemos luchar por la libre determinación de nuestras cuerpas, de nuestros territorios y de nuestros pueblos, la lucha antipatriarcal para nosotras es una lucha anticolonial.
No será fácil hermanas ya que no sólo se trata de luchar contra el patriarcado conquistador, blanco, eurocéntrico, y racista sino también con el patriarcado indígena, inoculado en nuestros hombres por el sistema wingka, que vuelve a nuestros hermanos, inseguros, desesperados y violentos.
Hoy se nos pide desde las comunidades que callemos, que silenciemos nuestros dolores, porque sí gritamos nuestra rabia por los golpes, el maltrato, los abusos y violaciones, debilitamos la lucha de nuestras naciones originarias. Pero eso mis amadas hermanas es mentira!!
Nuestra lucha anticolonial debe transformar nuestra complicidad complementaria con la opresión, en dualidad complementaria para la liberación, y es un camino que sólo se puede transitar con la verdad. Sólo así arrancando de raíz esa colonialidad que nos habita a los pueblos indígenas, podremos restituir la armonía, recomponer el tejido comunitario, restablecer el respeto, la reciprocidad y la amorosidad que como mujeres nos merecemos.
Las religiones opresoras, diseminadas a lo largo de toda Indoamérica contribuyen al extractivismo espiritual y al debilitamiento cultural. Ellas son las principales inoculadoras del virus machista que suele ser letal para nosotras.
Finalmente: No aceptemos la falsedad del multiculturalismo capitalista, ni el reduccionismo de nuestra lucha a un mero debate distributivo. Empeñémonos en que se dimensione la envergadura de nuestra revolución; vamos por una nueva matriz civilizatoria que traerá esperanza, mientras que el resurgimiento de los neofascistas racistas en Indoamérica muestran que sólo hablan a través de las balas.
La tibieza del progresismo blanco nacionalista y popular no se atreve a arrebatarle las armas a esa oligarquía rancia, financista de la más grande industria de la mentira: los grandes medios hegemónicos de la desinformación, contratando a pseudoperiodistas que no son más que
simples y repugnantes mercenarios de la corporocracia terricida.
A pesar de ello va surgiendo una luz de esperanza, es una nueva fuerza política emergente, los plurinacionalistas, que están demostrando que la única grieta verdadera en Argentina está planteada entre los supremacistas blancos, eurocéntricos, negacionistas y los pueblos indígenas y criollos que asumimos a Indoamérica como territorio constitutivo de nuestra verdadera identidad.
Las Mujeres indígenas no cesaremos en la lucha, hasta lograr un nuevo mundo, donde no tengamos que disputarnos el poder sino donde restablezcamos la armonía, el concepto de poder es colonial, el BUEN VIVIR ES ANCESTRAL, y hacia allí nos conducimos: Caminamos para Ser y Somos porque caminamos.
- Moira Millán, Weychafe, desde la Puelwillimapu, por justicia y Libertad, Marici weu!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario