lunes, 13 de enero de 2014

mercedes-olivera-y-la-construccion-del-feminismo-indigena

Mercedes Olivera Bustamante es antropóloga, pensadora feminista y precursora del trabajo de base con mujeres indígenas.


Desde la trinchera del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas ha impulsado la formación de indígenas en Derechos Humanos (DH), vital herramienta para fortalecer sus luchas.
El escenario es el Centro Indígena de Capacitación Integral Fray Bartolomé de Las Casas-Universidad de la Tierra Chiapas (Cideci-Unitierra). Mercedes comparte su palabra humilde y certera, como una abuela sabia a quien no nos cansamos de escuchar.
En esta primera entrega de la entrevista con Cimacnoticias nos relata sus experiencias sobre las dificultades y avances que han tenido las mujeres indígenas en sus luchas, y el feminismo de cosmovisión indígena, sobre todo su concepción del cuerpo.

EL CUERPO PROHIBIDO
–Cimacnoticias (CN): En su experiencia de trabajo con las comunidades indígenas ¿cómo se aborda lo que nosotras conocemos como derechos sexuales y reproductivos?
–Mercedes Olivera (MO): Para las mujeres indígenas es un tema muy difícil, nos ha costado mucho. Recuerdo que hicimos un taller sobre el cuerpo con las mujeres refugiadas guatemaltecas y sucedió que los folletos con los que trabajamos los vieron los hombres y entonces obligaron a quemarlos.
“Otra experiencia: en Chilón, con mujeres tzeltales, empezamos hablando de las diferencias entre mujeres y hombres cuando nace un bebé. Era muy difícil para ellas pronunciar en su lengua los nombres que se le dan a los órganos sexuales.
“Esto está ligado a cuestiones introducidas desde hace mucho tiempo junto con la religión católica, la forma de prohibir, de ver y sentir el cuerpo. Ha sido un tema al que llegamos después de mucho tiempo, después de sensibilizar a las mujeres de otros derechos, como el derecho a la tierra o derecho a una vida digna, como dicen las zapatistas.
“Para entrar al ámbito de lo personal empezamos hablando de los sentimientos, de las tristezas, llegar a la conciencia del cuerpo, hasta los derechos para decidir cuántos hijos tener, con quién y cómo.
“En el pensamiento indígena algunas personas lo llaman pensamiento circular; yo le llamo pensamiento colectivo. El ‘Yo’ para las mujeres implica un camino muy distante, hay que cruzar por la comunidad, por la familia, por los hijos, por el marido, hasta llegar a su identidad femenina.
“Esto realmente nos ha llevado a la construcción de un feminismo muy diferente. Se puede empezar el trabajo por los derechos sexuales, los derechos reproductivos, al aborto, el derecho a la opción sexual, pero nosotras tenemos un trabajo totalmente al revés: partimos de la violencia sistémica, de la violencia económica y poco a poco nos vamos acercando a la individualidad”.
–CN: ¿Ha podido conocer la cosmovisión de las mujeres indígenas sobre la sexualidad en temas como el placer, por ejemplo?
–MO: He trabajado poco la ideología del cuerpo; las mujeres dicen “siento bonito, siento agradable”, pero el concepto nuestro de placer yo no lo identifico en su ideología ni en su lengua.
“Hasta hace poco, en algunas comunidades el matrimonio era arreglado por los padres, hay un intercambio de regalos, estos regalos se vuelven mercancía y con el tiempo se vuelve el precio de la novia.
“Ahora con la influencia de la cultura occidental aparece la figura del noviazgo, hay más contacto físico. Antes besarse en público era extrañísimo ahora se ven en la ciudad a parejas de indígenas tomados de la mano, abrazados y besándose.
“Identifico que muchas mujeres viven el cuerpo, la sexualidad, todavía con una gran represión, con toda la concepción de que el sexo es pecado y es para tener hijos, para cumplirle al marido, pero no como una satisfacción personal física. Esto hay que tomarlo con reservas porque es probable que haya cambiado recientemente”.

AUTODETERMINACIÓN COLECTIVA
–CN: ¿Cómo le llama a este feminismo (el que trabaja con las mujeres indígenas)?
–MO: Feminismo campesino, popular, feminismo indígena. Teóricamente no está totalmente claro qué es el feminismo indígena. Me ha tocado estar en reuniones con indígenas que se dicen feministas y es interesante cómo repiten el discurso occidental en su lengua, para mí eso no es feminismo indígena.
“Es muy interesante la discusión sobre lo que llamo la ‘individuación’. Los conceptos occidentales parten del individuo y sobre todo nuestro feminismo occidental positivista que parte del individuo, un individuo excluyente, que ha excluido históricamente a las mujeres.
“En el planteamiento de las compañeras indígenas se trata de derechos colectivos. Hemos discutido con Celia Amorós, quien plantea que los colectivos son contrarios a la autodeterminación feminista. Pero nosotras hacemos análisis de la realidad para hacer esta interpretación de lo colectivo. No es lo mismo el individualismo característico de la sociedad occidental a lo que yo llamo ‘individuación’.
“No se trata de anular el individuo, sino que se reconozca que el colectivo está hecho de diferentes personas. La ‘individuación’ implica este reconocimiento colectivo de la existencia de lo individual No se pueden hacer colectivos si no hay este reconocimiento y respeto a las autodeterminaciones. También se trata de llegar a la autodeterminación, pero que se genere en colectivo.
“El feminismo indígena tiene que ser un proyecto de construcción partiendo de estas concepciones del mundo indígena, de las identidades colectivas, identidades que sí hay que transformar puesto que algunas son muy excluyentes, sexistas y discriminadoras con las mujeres. Pero también hay cosas dentro de las colectividades indígenas que occidente debe aprenderse, como la solidaridad y las redes familiares de apoyo”.
–CN: ¿Qué hay con estas jóvenes de las nuevas generaciones que salen de la comunidad y vienen a la ciudad? De alguna forma en las comunidades se les sigue viendo como transgresoras…
–MO: Siento que hay un cambio de valores pero también una plataforma para los abusos hacia las jóvenes indígenas. Hay casos de feminicidio de jóvenes indígenas que han sido asesinadas aquí en San Cristóbal por pretendientes de la comunidad.
“Que una mujer venga a la ciudad es cuestionado; les dicen que lo único que quieren es buscar hombre, que son ‘putas’. Empiezan hostigándolas y acaban asesinándolas no sin antes violarlas de forma múltiple por jóvenes drogados y alcoholizados.
“Esta violencia tiene en el fondo una dosis de racismo hacia las indígenas. Esto lo hemos vivido en la Universidad y me causa mucha rabia. Las jóvenes vienen y descubren un mundo y no tienen las formas de medir el peligro.
“Otro problema en la Universidad con las jóvenes es una fuerte discriminación, incluso maestros que las reprueban porque son indígenas; dicen que no tienen capacidad para entender. En el fondo tiene algo de realidad, no es para justificar la discriminación pero la lógica y lenguaje del pensamiento indígena es muy diferente al nuestro, hay mucho problema para entender los conceptos abstractos de nuestras ciencias.
“Me ha tocado dar clase y tengo que tener el diccionario al lado, me doy cuenta que lo están entendiendo de manera diferente de acuerdo a su cosmovisión. Esto también es discriminación, esto implica que no ha habido una interculturalidad porque no se ha trabajado con ellos los códigos de nuestra cultura para que puedan acceder a ellos”



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CLACPI

La Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas somos personas de diversas organizaciones indígenas y no indígenas, de varios países de América Latina, que a manera de red, desde 1985 realizamos diferentes actividades de colaboración, intercambio y apoyo mutuo en comunicación desde una mirada integral, así como en la capacitación, producción, difusión de cine y video indígena.

Para quienes integramos CLACPI, la comunicación es un verdadero acto de vida, por lo tanto, no concebimos la existencia del planeta sin el respeto a los derechos humanos y el de los pueblos indígenas. Por ello insistimos en ejercer nuestro derecho a la comunicación, a manifestar la manera libre y digna de vivir y estar en el planeta, visiones que la industria de la comunicación mantiene oculta.

Nuestro plan de trabajo tiene como proyección formar comunicadores, reflexionar sobre las realidades actuales de los pueblos, y de este modo, indígenas y no indígenas, reconocernos en la diferencia, combatiendo el racismo, discriminación y segregación que afecta a los pueblos indígenas en la búsqueda de bienestar – del vivir bien.

Quienes integramos CLACPI asumimos el cine y/o video indígena como un espacio que da voz y visión digna al conocimiento, cultura, proyectos, logros y luchas de los pueblos indígenas. Implícita está también la noción de que este tipo de cine y video requiere de mucha sensibilidad y de la participación activa de las y los protagonistas que aparecen en la pantalla.
Dicho de otra manera, el cine y video indígena trata de utilizar este poderoso instrumento para fomentar la expresión propia y fortalecer el verdadero desarrollo de los pueblos indígenas.





"España ignora a esa América que colonizó y tiranizó":

 Fernando Vallejo
El escritor colombiano está enfadado con España.
Contra todo y contra todos. El escritor colombiano Fernando Vallejo, un provocador nato, sin pelos en la lengua y con una prosa irreverente y de estilete, está enfadado con España por muchas razones, entre ellas, porque "ignora a esa América que descubrió, colonizó y tiranizó".
Fernando Vallejo, que acaba de publicar en América y España su último libro, "Peroratas", un resumen de todo su ideario y pensamiento sobre todos los temas que le interesan, la lengua española, el amor a los animales, la religión, los políticos o el futuro del libro, dijo que no volvería a España mientras que el Gobierno pidiera la visa a los colombianos.
Ahora, el conservador Gobierno español ha decidido que solicitará en septiembre a la Comisión Europea eliminar los visados para los ciudadanos de Colombia, una medida que a Fernando Vallejo (Medellín, 1942) le da ya igual, como muestra en una entrevista con Efe.
"España devastó en los tres siglos largos de la colonia para llevarse el oro y la plata -argumenta el autor que vive en México desde 1971-. Sometió a los aborígenes de estas tierras y a los negros que trajo de África para sumarlos como esclavos. ¿Eso era acaso una patria?", se pregunta.
"Cuando estalló la independencia, al abrigo de la invasión napoleónica de la península, los españoles se fueron con lo que pudieron y san se acabó el asunto, dejándonos en pago un espíritu burocrático de tinterillos públicos y la plaga del cristianismo. Así que al diablo con el cuento de la madre patria. España no es patria nuestra ni nunca ha sido", sostiene el escritor.
Pero, Vallejo, un furioso de la palabra a la que siempre pone contra las cuerdas en sus novela, como en sus ensayos, por encima de todo dice detestar todas las patrias.
"Como decía mi mamá (sin que me quedara claro que quería decir con eso) al que no quiere caldo se le dan dos tazas y a falta de una patria tengo dos: Colombia y México, y como mexicano no tengo que sacar el famoso 'visado', como dice ustedes, o 'visa', como decimos aquí en América", dice el autor de "La virgen de los sicarios".
Este escritor que hace magia con las palabras en sus novelas asegura que no ha vuelto a España por cumplir su promesa, "una cuestión muy vieja, empolvada y olvidada, tanto de este lado del Atlántico como del otro: la del terrorífico honor español, el del teatro del Siglo de Oro".
"Que es lo que no tienen -continúa- los otros seis que firmaron conmigo la carta a los gobiernos de Aznar y Rajoy diciendo que no volveríamos a la madre patria si nos ponían la visa, pero que fueron volviendo uno a uno". Vallejo se refiere por este orden a Álvaro Mutis, Darío Jaramillo, Fernando Botero, García Márquez, Willam Ospina y Héctor Abad.
En el libro que acaba de aparecer en España y América, "Peroratas" (Alfaguara), donde reúne sus conferencias y ensayos, el autor de "Años de indulgencia" plasma su profundo amor por el castellano.
Y deja claro dos de sus mandamientos. Uno, "no te reproduzcas que la vida es un horror e imponerla el crimen máximo", y dos, "los animales de sistema nervioso complejo, y ante todo, los que el hombre domesticó, también son nuestros prójimos".
Del idioma español, Vallejo asegura en el libro que está "en bancarrota", pero en la entrevista precisa: "En bancarrota o no -dice-, el español es el de América, el de los 19 países que en él insultamos o rezamos. No el de España que desde hace mucho dejó de ser la metrópoli y hoy es una provincia anómala del idioma, cosa que no saben en España, empezando por la Real Academia, que en estos días está cumpliendo 300 años".
Y en este sentido, añade que es estos años la RAE ha publicado veintidós ediciones de un diccionario "acientífico, monárquico, y clerical, que del español que se habla aquí, en esta tierras, no sabe un carajo, y en el que llama 'americanismo'a las palabras y giros propios del español americano".
"Se equivocan, señorías -asevera-. De lo que tienen que hablar ustedes es de 'españolismos', porque ustedes son un solo país frente a los diecinueve y no suman sino cuarenta y tanto millones frente a más de trescientos".
De su amor a lo animales, sostiene que "la educación en la infame religión de Cristo nos pone una venda en los ojos que nos impide ver a los animales como nuestros prójimos".
Y del Papa Francisco opina que no cree que obre ningún cambio en el mundo. "Qué cambio va a poder provocar ese pobre diablo que no sabe ni latín. Sabrá decir 'patata' en italiano...O sea 'papas', que es como decimos nosotros en América. Nosotros, los dueños del idioma", atiza Vallejo, quien también rescata al filólogo colombiano Rufino José Cuervo, a quien admira por ese amor por el castellano.
Por: Agencia EFE