martes, 14 de febrero de 2023

Crónicas minimalistas Wayuu: Los wayuu de la oralidad a la escritura.

Miguel Fuenmayor Crónicas minimalistas Wayuu: Los wayuu de la oralidad a la escritura. Tomamos un texto del escritor Pedro Lemebel, que calza perfectamente con la atmosfera de esta crónica. Escribe, el chileno: “Quizás el mecanismo de la escritura es irreversible y la memoria alfabetizada es el triunfo de la cultura escrita representada por Pizarro, sobre la cultura oral de Atahualpa. Pero eso nos demuestra que leer y escribir son instrumentos de poder más que de conocimiento. Es posible que la cicatriz de la letra impresa en la memoria pueda abrirse en una boca escrita para revertir la mordaza impuesta”. Así lo demuestra el empeño de los escritores wayuu: Ramón Paz Ipuana, Miguel Ángel Jusayu y los escritores y poetas indígenas de esta generación impresa y digital del siglo XXI. Jusayu: Hizo universal el relato, “No era vaca ni caballo”, marcando para siempre en el espacio letrado una muestra del pensamiento y relato oral del pueblo wayuu. Ramón Paz Ipuana, por su parte, escribió y recopiló en las ardientes sábanas de la guajira los relatos que le traía el viento del pensamiento wayuu y los capturó para siempre en el pergamino de la letra impresa(El conejo y el mapurite es una muestra de ello). Hoy se hace necesario utilizar el poder del mundo digital en todos sus formatos para difundir el empeño de estos pioneros de la literatura indígena. Los mencionados textos muestran como “la oralidad hace uso de la escritura doblando su dominio y apropiándose al mismo tiempo de ella”, como lo diría el proscrito autor de “Adiós Mariquita Linda”. Tocando levemente, mi ámbito familiar con respecto al tema, les cuento que“Mi madre nunca quiso aprender a leer y escribir, pensaba que ello no era necesario para su vida y tenía mucha razón en su aserto”. Mi padre sí sabía leer y escribir. Y, por sus habilidades, destrezas y conocimientos ha podido recibir varios doctorados Honoris Causa. Cabe destacar que mis padres impulsaron a todos sus hijos a formarse académicamente. Hoy, la cultura wayuu continua su afanoso trajinar entre la oralidad y la escritura. Estas minicrónicas intentan capturar el vuelo sonoro del relato oral y memoria de nuestra gente.

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