Miércoles, 28 de
Noviembre de 2012 18:38
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La comunicación está
presente en todos los ámbitos del territorio, por eso es fundamental para
nuestras familias, comunidades, procesos organizativos, resistencias y Planes
de Vida. La comunicación inicia desde el vientre, desde cuando sentimos las
tristezas y alegrías de nuestra madre. Desde cuando nos alimentamos con los
primeros frutos de nuestra Madre Tierra. Desde cuando cruzamos miradas, señas
y sueños alrededor del fogón.
Nuestra comunicación
natural nos identifica como seres colectivos, porque siempre estamos
intercambiando, dialogando, sintiendo y expresando en comunidad. La
comunicación está presente cuando le ayudamos a nuestros padres y madres a
sembrar, a cosechar, a encender el fogón, a desgranar el maíz, a cocinar los
alimentos. Cuando masticamos la hoja sagrada y fumamos tabaco. Cuando nos
comunicamos con los espíritus, con el agua, con el fuego, con el viento, con
las plantas, con los animales y con todos los hijos de nuestra Madre Tierra.
Cuando escuchamos las memorias de nuestros abuelos y nos tejemos a ellas.
Cuando participamos en las mingas comunitarias, en las asambleas, en las
juntas directivas, en las reuniones de los cabildos, en las ritualidades de
nuestra comunidad. Cuando reflexionamos y danzamos en nuestros encuentros de
palabra y acción constantes en el territorio. Cuando recorremos nuestros
resguardos escuchando y recogiendo la palabra de las comunidades. Cuando nos
armonizamos con nuestros guías espirituales. Cuando caminamos la palabra de
los pueblos en defensa de la vida y del territorio. Todos, cada uno de los
anteriores y los que se quedan sin nombrar, son espacios de aprendizaje, de
saberes, de conocimientos, de prácticas propias, de comunicación: de palabras
que se caminan y de caminos que se hacen palabra palabrandando.
Palbrandando
llegamos hoy a este momento; a este encuentro. Palabrandando reconocemos tres
asuntos que queremos abordadar. 1. El camino de nuestros saberes ancestrales
resulta indispensable para salvar la vida toda ante el suicidio irremediable
hacia el que vamos. 2. El saber indígena que se camina y se debate y se
reflexiona colectivamente no es la cárcel de las costumbres sino el
fundamento del tejido colectivo de futuro y 3. Como carecen de argumentos
para negar las verdades que nos hacen indígenas, o sea, comunicadores de la
Madre Tierra y para ella, nos niegan los recursos para asfixiar el saber y el
camino. Esos son nuestros desafíos políticos y éticos para comunicarnos y ser
indígenas.
Todo lo que se teje
alrededor de estos espacios son saberes para defender la vida. Saberes
amenazados por un proyecto dominante, por un modelo económico moderno,
conquistador y ahora transnacional de codicia que a través de múltiples
estrategias como el terror y la guerra, la legislación del despojo, el
sometimiento ideológico y la cooptación, convierte a nuestra Madre Tierra en
negocio y mercantiliza la palabra. Un modelo de agresión que insiste en
romper nuestros tejidos vida y nuestras resistencias. Modelo que puede
representarse como máscara y cadena. Máscara que nos obligan a usar para
re-presentarnos como no somos y relacionarnos como cosas, como objetos,
mientras los objetos se nos roban la vida convirtiendo todo en mercancía.
Como cadenas que nos arrastran por un camino ajeno al de nuestros pueblos y
territorios y a las que resistimos o nos acostumbramos a llevar como prendas
de uso diario. En ese contexto, nuestro reto mayor es recuperar, recrear,
replicar y tejer esos saberes para defender la vida y el territorio desde
nuestros procesos políticos organizativos. Si nosotros y nosotras no
encontramos la forma de superar la manera en que hacemos todo orientados por
la codicia y seguimos distanciándonos de la Madre Tierra, vamos a morir.
Quitarnos las máscaras y arrancar las cadenas, para reconocernos de nuevo en
el gesto y la palabra que han estado ocultos y en el camino que nos han
impuesto.
Nuestro conocimiento
indígena es fundamental para la vida, porque sin este no hay supervivencia.
Sin una convivencia armónica y equilibrada con la Madre Tierra, no
encontraremos nuestra paz. Tenemos la obligación de escuchar la palabra de la
Madre Tierra. La crisis actual está matando la vida, pero los caminos del
saber para defenderla están entre los pueblos indígenas con otros pueblos y
procesos que luchamos por otros mundos posibles y necesarios. Retomar la
esencia de los caminos del saber para defender la vida y recorrerlos, nos
hace más comprometidos y responsables para tejer con otros pueblos y
procesos. Esto no quiere decir que nos podemos encerrar en la cárcel de las
costumbres, porque ser indígena en el contexto actual no sólo recoge el
pasado de nuestros ancestros. Sino que es futuro. Somos futuro. Nuestro
compromiso es convertir nuestros principios en saber, en camino y en futuro
para defender la vida. Tener la esencia del saber ancestral no significa
saber y tener soluciones para todo. Significa seguir aprendiendo,
construyendo y tejiendo desde lo indígena con otros pueblos y procesos
organizativos.
Los fundamentos del
saber ancestral, únicamente sirven cuando se renuevan ante los desafíos del
presente, no cuando nos encadenan nostálgica y autoritariamente al pasado.
Los principios de nuestras raíces, como el tejernos a la vida y reconstruir
el equilibrio y la armonía solamente tienen validez en tanto nos sirvan para
reconocer y tirar las máscaras y las cadenas. Ser indígenas, originarios, de
la tierra, es ser futuro, libertad, propuesta, desde las raíces, hacia la
libertad en armonía. Por eso, ser indígenas y comunicarnos caminando nuestra
palabra de futuro, no es para nuestras comunidades; es el regalo de nuestros
pueblos e historias a otros pueblos y nuestra retribución a Mama Kiwe. No
pedimos que nos den caridad ni que nos ayuden. Exigimos que nos permitan
detener el rumbo que nos lleva al suicidio en el afán de convertirlo todo en
basura y codicia. Comunicamos para caminar en Minga. Exigimos porque tenemos
derecho a compartir y entregar: a tejernos.
En ese camino, y
pensando en la política de comunicación diferencial que debemos seguir
construyendo desde nuestras comunidades, nuestra claridad debe partir de
entender que el mecanismo principal de que se sirve la conquista y el régimen
para silenciarnos es limitar los recursos que nos reconocen. Que estamos
exigiendo lo mínimo que necesitamos para poder seguir movilizando nuestros
tejidos de comunicación para la verdad y la vida desde nuestros territorios y
muchas otras cosas importantes para nuestra pervivencia y convivencia con
nuestra Madre Tierra. Debemos entender que nos asfixian con cosas meramente
económicas para negarnos el derecho a comunicar. Ellos, quienes manejan los
recursos no pueden ni deben orientarnos, les agradecemos que participen con
respeto, bajo condiciones que tenemos derecho de definir, mientras cumplan
con reconocer y respetar nuestros derechos. Que nos apoyen con los recursos
que merecemos y exigimos para hacer nuestro proceso: retomar la esencia de la
comunicación y nuestros saberes para que haya vida; transformar la cárcel de
costumbres en caminos para que haya futuro.
También, los
recursos esenciales para realizar este proceso y para comunicar: técnicos,
humanos, legales, económicos, pedagógicos, deben ser identificados y no son
negociables, ni son mercancías. Porque si el régimen continúa con su codicia
insaciable va a lograr la destrucción de nuestros caminos del saber para
defender la vida; porque convertir nuestras costumbres en cárcel es
autodestruirnos y el desafío debe ser liberarnos; porque la sociedad y en su
nombre el Estado debe garantizar todos los recursos necesarios para continuar
con nuestro compromiso ético de consolidar tejidos de comunicación y de
palabra digna en todo el Abya yala.
Así la comunicación
desde nuestros territorios y nuestros procesos políticos organizativos, tiene
que ser para caminar nuestros pensamientos. Como nos dijo una mayora en
Caldono antes de salir a la Minga de Resistencia Social y Comunitaria en el
2003: "Si no tenemos palabra para caminar, mejor no salgamos". Una
palabra tejida a la vida para defender nuestros pueblos, una palabra en
armonía con la Madre Tierra.
Tejido de
Comunicación ACIN
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martes, 11 de diciembre de 2012
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